Cynthia R. Arte don y pasión amor por la pintura acrílica Costa Rica Arte-don-y-pasion : Picasso y sus mujeres

jueves, 18 de febrero de 2016

Picasso y sus mujeres


Picasso y sus mujeres


Amor y desamor fue lo que más hubo en la vida de Pablo Picasso. 

Resulta muy interesante como el amor que sintió por sus muchas mujeres, Picasso lo plasmó en sus pinturas. 

Vivió y amó con la misma intensidad que pronto encontró en los brazos de la próxima mujer. 

Picasso se aburrió de sus mujeres luego de unos años y siempre mantuvo el interés y la cacería por mujeres muchísimo más jóvenes que él. 

Algunas se cansaron pero otras lo amaron hasta el suicidio al verse abandonadas por él. 

Empezemos a ver este otro lado de Pablo Picasso, el mujeriego.


SUS MUJERES



Fueron ocho de estas mujeres las que tuvieron una importancia definitiva en su vida personal y en su obra. 

Las mujeres de Picasso, sus rostros y almas están en muchos de los mejores cuadros del artista. 

Ocho historias de amor, a veces confusas, dulces, repetitivas, herméticas,  a escondidas, amargas, dramáticas, enfermizas, crueles. 

Amores que lo acompañaron toda su vida hasta su muerte.

Fernande Olivier

Fernande Olivier fue su primera pareja, a principios del siglo XX.  

Artista y modelo francesa.Estuvo con él siete años de 1904 a 1911. Su relación fue tempestuosa, pues ambos eran muy celosos y hasta casi violentos. 

Fue su compañera fiel en los años de pobreza cuando él no era nadie, pero no supo serlo en los años de prosperidad. 

Escribió algunas memorias de Picasso. Una de las señoritas de Aviñón está inspirada en Olivier así lo aseguró Picasso y así con ella él iniciaría su etapa rosa. 

Ella fue la modelo de más de 50 pinturas de Picasso estando en la mejor época de éxito junto a él en España. 

Sin embargo, Picasso pronto perdería interés en ella y una vez que tuvo que trasladarse a París a declarar por la compra de unos artículos robados,  fue cuando se enamoró de su próximo amor: Eva Gouel.





Fernande Olivier, Picasso
Picasso


Eva Gouel – 1911 a 1915


Después de cuatro años de vivir con Picasso, éste la arrancó de sus brazos en la I Guerra Mundial. 

Fue su gran amor. También Eva pertenecía al grupo bohemio de París, pero era la antítesis de Fernande, aunque fueron amigas. 

Menuda, tierna, dulce, muy bella. Su rostro se oculta tal vez en muchos de los cuadros cubistas de aquellos años. 

Picasso sintió hacia ella, durante una relación que la muerte cortó muy pronto, una pasión de adolescente romántico. “La quiero muchísimo y pondré su nombre en mis pinturas”; escribió a un amigo. 

La llamó ‘Ma Jollie’ y ese nombre figura en muchos de sus cuadros cubistas de aquella época. Eva está gravemente enferma de cáncer y el cubismo en declive. 

Picasso va siempre al hospital a visitarla.  

Y es precisamente ahora, cuando Picasso en plena desesperación va a conocer a otra mujer, viviendo con ella un romance secreto. 

Gaby Depreye que más tarde, una vez rota su relación con Picasso, tomaría el apellido de su marido, Lespinasse, se convierte en amante del pintor. 

Los dos tienen mala conciencia por la enfermedad de Eva. Incluso, Gaby  se parece mucho a Eva. Con una belleza frágil, típica parisina, tiene además su misma edad, 27 años. 

Finalmente, tras la muerte de Eva, Gaby rechazaría la propuesta de matrimonio que le hiciera Picasso. Eva muere en la navidad de 1915. Se ha ido uno de las mujeres de Picasso.




Eva Gouel, Picasso

Eva Gouel, Picasso

Olga Koklova de 1917 a 1929.


Soporté al genio con cariño durante más de 12 años. 

Fuí legalmente su primera esposa y como a casi todas, me abandonó. Di a luz a su primer hijo, Pablo.

En 1917 Picasso entró en contacto con el ballet ruso de Diaghilev, muy conocido en toda Europa y en Estados Unidos, ejemplo de modernidad y originalidad. 

Allí fue donde encontró a Olga Koklova, una de sus bailarinas cuando el grupo actuaba en Roma. 

Esta mujer ambiciosa le haría olvidar muy pronto a algunas amantes circunstanciales como Irene Lagut y especialmente a una mulata de la Martinica, que habían aliviado su soledad y rápidamente tomaría la decisión de casarse con el famoso y ya rico pintor.  

Olga se presentaba como de noble cuna, cosa que sin duda debió influir en Picasso, e hija de un general. 

Era bella, pero también muy ambiciosa, intransigente, tozuda y triste. 

Así aparece en los primeros retratos del pintor, algunos de los cuales muestran la capacidad de éste para lo que suele llamarse arte convencional y clasicista. 

Las pinturas que le haría más tarde, cuando la vida a su lado se convirtió en un infierno, son muy distintas, de una terrible crueldad.

En un camerino del teatro, durante los ensayos del ballet de Diaghilev, Olga se insinuó a Picasso, abrió su escote y dijo. “Yo soy Olga Koklova, la sobrina del Zar”.  

Ella estaba obsesionada por alternar con la alta sociedad parisiense, como una nueva rica, mientras Picasso empezaba a interesarse por el surrealismo y sus teorías aplicadas a la pintura. 

A finales de los años 20, Picasso  huyendo de las peleas con Olga pasea por París. 

A la salida del metro de las Galerías Lafayette, encuentra a una joven, la aborda directamente y le dice que los dos van a hacer grandes cosas juntos. La chica es Maria Teresa Walter y tiene 17 años. 

Pronto pasaría a ser una más de las mujeres de Picasso.


Picasso

Picasso
Olga y Picasso



Marie-Thérèse Walter


“Soy Marie-Thérèse Walter. Cuando Picasso me atrapó, yo tenía solo 17 años. Estuve siete con él y le di una hija, Maya. 

Dicen que fui la más sensual, cariñosa y dulce”. Picasso comenzó a pintar a Marie-Thérèse. 

Una tarde lo hacía junto a Buñuel cuando casi le sorprende Olga. Picasso había conocido a Marie-Thérèse Walter en un momento en que sus relación con Olga estaba ya rota. 

Picasso y Olga aún seguían casados y viviendo juntos. 

La chica fue para Picasso como un soplo de aire fresco y limpio. Y ello se reflejó en los cuadros. 

La pintura abandonó las crispaciones del cubismo y el surrealismo más duro y se tornó sensual, redonda, tierna, erótica y suave. 

Había vuelto la paz al corazón de Picasso de la mano de aquella chiquilla.

Marie-Thérèse parece haber sido una mujer admirable. Era suiza, rubia, saludable, deportista, alegre y de trato muy suave. 

Totalmente desinteresada y nada exigente. Enemiga de los convencionalismos y afectuosa. Es decir, todo lo contrario que Olga.


Picasso
Picasso
Picasso


Picasso, con 50 años hubo de utilizar trucos para ocultar a la sociedad su nueva relación. 

Marie-Thérèse era menor de edad. Ese primer verano estaba de monitora deportiva en un campamento infantil. 

Picasso acudía por la noche y se encontraban bajo la tienda de campaña.


También ocultó a Olga su nueva relación. Pocos meses después de conocer a Marie-Thérèse, le compró un apartamento cerca de su casa en la calle La Boetie. 

Picasso aprovechó los conocimientos que ella tenía para conducir automóviles. La disfrazó de chofer, de hombre-chofer y viajaba con ella a todas partes. 

Sólo estaban al tanto del secreto algunos amigos íntimos, como el escultor Julio González con el que trabajaba en el castillo de Boisgeloup Había comprado aquel pequeño ‘Chateau’ en 1931 y en él se dedicaría preferentemente a la escultura, con Marie-Thérèse como amante y modelo para la historia. 

Relacionado a esta época de la relación con Marie-Thérèse es cuando el erotismo invade la pintura de Picasso esos años. 

Pero Picasso buscaba, necesitaba una vez más, el cambio. Y empezó por aburrirse de Marie-Thérèse. 

Si había luchado tanto por verse a escondidas con Marie-Thérèse, ahora que ya la tenía en su casa, le fatigaron muy pronto la vida hogareña, los lloros de su hijita, la rutina cotidiana. 

Ni ella ni Maya podían calmar sus angustias ante la guerra civil Española. 

Necesitado de paz, mandó con su madre a aquella mujer que tanta devoción le había tenido. Picasso y sus mujeres, era un asunto que no se acababa.

En una de sus tardes en los Cafés de Saint Germain, Eluard le presentó a una muchacha de pelo negro y hermosos ojos verdes. 

Lo hizo a petición del propio Picasso, quien se interesó por aquella joven de rostro delicado, serio e intranquilo, iluminado por aquellos ojos.  Aquella joven era Dora Maar.

Dora Maar, de 1935 a 1943


“Soy Dora Maar. Con Picasso viví ocho años y fui testigo principal de la gestación de su cuadro más famoso: ‘El Guernica’. 

Dicen que fuí, de todas, la más inteligente”. Dora Maar protegió a Picasso durante todo el proceso de creación del Guernica. Además fue el testigo gráfico ya que fotografió todos los bocetos. Dora era muy buena como fotógrafa.


En plena creación del cuadro, Marie-Thérèse Walter fue a visitar a Picasso. Dora no la dejó pasar. 

Los gritos de la pelea de las dos mujeres despertaron al pintor que les dijo que se quedaran las dos o que se fueran las dos. 

Pero Marie-Thérèse era ahora claramente la perdedora. 

Para Picasso retratar a las mujeres era una forma de seducirlas. Muchas se identificaron con sus retratos y cuando dejó de hacerlos, todo se acabó para ellas. 

Picasso no volvió a pintar a Marie-Thérèse después de conocer a Dora. 

Marie- Therese fue una víctima del abandono de Picasso y sin poder soportar su ausencia (muerto ya Picasso, ésta era claramente definitiva) se suicidó en 1977. 

Esta no sería la única triste historia de Picasso y sus mujeres.

La relación de Picasso con Dora Maar fue menos tranquila que la de Marie-Thérèse Walter. 

Dora jamás le decepcionó. Junto a él se jugó la vida, Dora entró en un proceso de meditación y de alucinaciones. 

La mística se apoderó de ella. El famoso psiquiatra Dr. Lacan y el amigo Paul Eluard ayudaron a Dora y criticaron con dureza a Picasso su egoísmo. 

Dora llegó años más tarde a entrevistarse con Françoise Gilot y sus demoledoras frases han pasado a la historia. “Sin Picasso no hay nada. Después de Picasso, sólo queda encontrarse con Dios”.

Dora Maar murió en París a los 90 años de edad, en el mes de julio de 1997.



Dora Maar, Picasso

Dora Maar, Picasso


Picasso


Dora acabo perdiendo la razón, cuando Picasso la fue abandonando tras conocer a sus dos siguientes amores, casi a la vez, Françoise Gilot y su otro amor secreto, Genevieve Laporte


Picasso


Francoise Gilot, de 1943 a 1952


“Soy Françoise Gilot. A Picasso le dí dos hijos: Claude y Paloma. 

Compartí mi vida con él durante nueve años. Queriéndole con locura, fuí la única que le abandonó”. 

En 1943, en plena resistencia Francesa, cuando aún se mantiene firme la relación con Dora, Picasso conocerá a su nuevo amor. 

Françoise Gilot. Ella le buscó, él la encontró. Picasso tiene 62 años. Françoise, 23. 

El gran error de Françoise, como el de Dora, fue renunciar a la pintura y vivir únicamente por y para Picasso.

Picasso


Picasso
Picasso

Picasso




Picasso


 Pero ya a principios de los años 50, aquella joven empieza a superar el deslumbramiento que había sentido por el genio y a sentirse a disgusto a su lado. 

En la vida de Picasso por otro lado, acaba de aparecer en su vida, cuando no le falta mucho al pintor para cumplir setenta años, otro nuevo y extraño amor, no buscado sino también encontrado. 

Sería una relación clandestina, intermitente y misteriosa, más duradera que otras muchas del mismo género, ya que se alargó durante casi diez años. 

Quizás no se conocería hoy, si su protagonista, ‘La chica de los miércoles’, no la hubiese contado en un libro. 

Era Genevieve Laporte. La agitación, la fama, el desdén del artista, acabaron por desesperar a Françoise. 

Según confesó con humor e ironía, no podía pasar el resto de su vida al lado de un monumento histórico. 

Antes de que regresaran a París, en 1953, ella buscó a unos amigos y le dijo a Picasso que se marcharía para siempre de su lado. 

El, furioso y herido en su orgullo, la echó inmediatamente.  Picasso, sólo en su estudio, se puso a dibujar a Genevieve Laporte para conjurar su miedo y su soledad. 

 Genevieve Laporte, de 1944 a 1953



“Soy Genevieve Laporte. Entregué a Pablo Picasso cuatro años de mi vida. Fui su amor secreto”.


Genevieve Laporte cuando tenía 16 años había ido a verlo a su estudio en París para hacerle una entrevista para el periódico del colegio.

 Picasso tenía 63 años. Picasso le pide que vuelva y así comenzaron las visitas secretas que durarían años y serían un motivo para que el artista pintase algunos cuadros de gran sensualidad. 

Picasso la llamó la "muchacha de los miércoles" pues era cuando él la esperaba.  

Picasso siguió viendo a Genevieve Laporte aún después del abandono de Françoise Gilot. La joven le daba juventud. La necesitaba. Se llevaban más de 40 años de diferencia. 

Picasso quería que ella se mudara con él después de que Gilot lo abandonara pero ella se rehusó tras ser advertida de que todo lo que Pablo amaba, lo mataba. 

Genevieve se  casó posteriormente con un Parisino. Llegó a ser muy famosa quizás por la subasta de veinte piezas de Picassos creó con lapicero, carboncillo o al bolígrafo en el verano de 1951, en Saint Tropez, explicó la propietaria de los dibujos. que ella considera cartas de amor y que él le habían obsequiado donde ella era la modelo.

La pieza mayor de la venta quizá sea «Odalisca»: Geneviève desnuda, sobre un lecho, contemplada a un metro de distancia por Picasso, que dibuja su rostro con los ojos velados, indefensa. 

Picasso


La relación de Picasso con Genevieve se truncó finalmente por un grave malentendido entre los dos.

Picasso

Picasso

Picasso




Picasso

Luego de ella,  Picasso siguió con su vida y  se desplazaba en un carro con su hijo Pablo como  su chofer y poco antes de llegar a Vallauris, pararon a desayunar en una  pastelería donde  reconoció a los tíos de una niña que él había conocido casi veinte años atrás.

Era Jacqueline Rocque. Ahora era una mujer que tenía casi 30 años, era divorciada y con una hija. 

Esta sería su próximo amor, su segunda y última mujer en su vida que lo acompañó hasta que Picasso murió. Pasaría a la historia como la última pieza de colección de  Picasso y sus mujeres.

Jacqueline Rocque, de 1955 a 1973


"Soy Jacqueline Rocque. Viví junto a Picasso 18 años. El murió en mis brazos. Me llamaron enfermera, esclava y carcelera. Fui su mujer”.


Picasso

Picasso



Picasso dijo una vez que no se ama a Venus, sino a una mujer. También dijo en sus últimos años, incluso después de haber pintado la prodigiosa serie ‘El pintor y su modelo’, que no se había enamorado nunca. 

Sin embargo, una vez más se dejó vencer por otra mujer joven. Jacqueline tenía entonces 27 años. La separaban de él, 47. Casi medio siglo.

Siempre acicalada, rigurosa, abnegada y ciertamente estaba dispuesta a convertirse en la secretaria, mensajera, enfermera, amante, ama de llaves e incluso esclava y carcelera del pintor. 

Jacqueline enjabonaba el cuerpo de Pablo a la hora del baño, le contemplaba durante su trabajo aunque cayera la madrugada y ella se durmiera en la silla. Al igual que las anteriores mujeres hizo de modelo una y otra vez.


Picasso




Picasso

Se casarían más tarde, en marzo de 1961, seis años después de la muerte de Olga Koklova, la primera esposa legal del pintor que nunca le dio el divorcio y cuando él cumple los 80. 

Para entonces habían vivido juntos siete años. 

Al morir Picasso, Jacqueline se sume en el alcohol. Muere el 15 de octubre de 1986 en Mougins, en Notre Dame da Vie, la casa de la Costa Azul en la que había vivido los últimos años, con y sin Picasso. 

Después de superar los problemas de la herencia y todo lo que le hicieron sufrir los herederos del pintor, fundamentalmente por el comportamiento de ella en el entierro de Picasso, prohibiéndoles la asistencia, se quedó tranquila, pero le faltaba un hombre y ese hombre existía. 

Se llamaba Frederic Rosiff, el cineasta autor de ‘Morir en Madrid’ y del largometraje documental ‘Pablo Picasso, pintor’, gran amigo de Picasso y por su calvicie muy parecido al pintor. 

Pero Rosiff no le hizo caso y se fue con otra mujer y Jacqueline eso ya no lo pudo suportar y se suicidó.


Y Sylvette? recuerdan la chica de la que Picasso se enamoró y nunca fue correspondido? El la llamó la chica de la cola de caballo. 

De no ser así, Sylvette estaría dentro de esta historia de Picasso y sus mujeres.



 Espero les guste y compartan con sus amigos y familiares. 
Nos vemos pronto. Cynthia R. 






Picasso


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